jueves, 26 de diciembre de 2013

Mazapán

El croissant que quiso ser baguette
No parece que el día 26 de diciembre sea el más adecuado para presentar esta receta. Seguro que ya estáis un poco empachados de dulces típicos. La Navidad es lo que tiene, que empacha. Afortunadamente es sólo una vez al año, como decimos siempre, pero lo malo es que todavía nos quedan dos asaltos en esta especie de tour de force de la gula en que se han convertido los últimos días del año.

Pero es una frivolidad, diréis, quejarse de empacho cuando alrededor tenemos gente pasando necesidad, aquí muy cerquita, y no menos cierto es que la mayor frivolidad es el empacho en si. Sería mejor comer menos y compartir más? Seguro que sí, pero es un viejo dilema, porque es cierto que en fiestas especiales quieres que tu gente se sienta especial, y darles lo mejor, y eso incluye la alegría de una buena mesa. Pero un poco de mesura y de conciencia nunca está de más.

Y nosotros, por supuesto, en nuestro estilo, seguiremos ironizando sobre las cosas que nos parecen aburridas, estresantes, tristes o cutres en nuestras reuniones familiares navideñas, aunque en el fondo sabemos que es una gran suerte tener cosas para compartir y gente maravillosa con quien compartirlas. Que una cosa no quita la otra.

Dicho esto, vamos con la receta de hoy. Un mazapán de honda estirpe toledana, con todas las de la ley, y que es una auténtica maravilla que nos encanta por su simplicidad: azúcar y almendra a partes iguales, como nos recomienda Monsieur Cocotte aquí. A nosotros el intento de hacer un trampantojo de baguettes nos salió regular. Preguntados en facebook y wassapp, nuestros amigos asimilaron la forma más a los minicroissants que a las barras de pan. Quedó claro, pues, que no somos los mejores modelando, pero el sabor era fantástico, a años luz de los mazapanes cutres que llevaron a El comidista a escribir cosas como estas. La airada reacción en contra de algunos de sus lectores me llevó a las reflexiones que de forma algo deslavazada he expuesto más arriba.

Venga, vamos a amasar, que es bueno para el estress.


Ingredientes (para unas quince figuritas)

150 gr de almendra molida
150 gr de azúcar glass
30 ml de agua aprox.

1. Pon música y coloca en un bol amplio el azúcar y la almendra
2. Empieza a trabajarlo con una espátula, con paciencia.
3. Verás que de ser un material arenoso, empieza a pasar a ser una masa por el aceite que irá soltando l almendra. Vas por buen camino. Sigue amasando.
4. Añade un chorrito mínimo de agua para que la masa ligue un poco mejor. sigue amasando.
5. Sigue amasando, incluso con las manos y añade unas gotas más de agua si ves que lo necesitas, hasta que formes una bola blanca y compacta de masa. 
6. Envuelve la bola en papel film y ponla unas horas en el frigorífico, si quieres de un día para otro.
7. Pasado ese tiempo, enciende el horno a 200º
8. Coloca papel de horno en la placa del idem. Modela figuritas de masa como buenamente puedas y ve colocándolas sobre el papel.
9. Hornea en la parte alta del horno durante aproximadamente cinco minutos, hasta que estén doradas. La tradición manda que se horneen sobre una tabla para que se queden poco hechas por debajo. Yo lo que hice fue poner la segunda bandeja del horno por debajo de la primera para que el calor le llegue algo más difuminado, y me salió bien.
10. Para darles brillo puedes pincelarlos con un almíbar ligero o con clara de huevo nada más salir del horno, aún en caliente. 

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