Así como el que no quiere la cosa estamos ya llegando al final del verano. Los coleccionables vuelven a los kioskos y muy pronto los niños al cole y los mayores al curro. Hay como un aire de nostalgia en esas noches que se van haciendo más cortas y, aunque es un alivio que sean un poco más frescas cada día, anticipan con algo de tristeza que, señoras y señores, lo bueno siempre se acaba rápido.
Ahora bien, volver a la activación y a la rutina también tiene su punto, de alguna manera todos necesitamos nuestros espacios, nuestras costumbres, nuestras gentes de siempre (nuestros caharros y fogones, dirán los cocinillas, cómo se echan de menos). En fin, que no nos desesperemos, ataquemos el síndrome postvacacional con energía y optimismo y encaremos el nuevo curso con el propósito de cumplir, por una vez, nuestros propósitos, aunque dicho propósito nos dure un mes, si llega.
Mientras, para hacer más ameno el mes de agosto, un grupo de descerebrados blogueros amigos de la cosa esa del #asaltablogs que perpetramos una vez al mes no nos hemos resignado a irnos de vacaciones, y hemos decidido asaltar por sorpresa a Marga Postigo, la actual regidora del reto, para agradecerle su dedicación y, qué demonios, para pasar un rato divertido, como todos los meses, cuando llegara el último domingo del mes.
Nosotros hemos robado estas alitas de pollo crujientes empanadas con kikos, o como dice Marga en la receta original, enkikadas. Es un pelín engorroso darles la forma (ay mis cuchillos qué solitos e inútiles se sentirán en casa, el año que viene me los traigo de vacaciones) pero una vez hecho esto es coser y cantar. Vamos al lío: