domingo, 30 de noviembre de 2014

Galletas saladas de parmesano, anchoa y tomate seco


No sé si será por sobredosis de episodios de Barrio Sésamo en mis años infantiles, pero aquel monstruo azul que trituraba y escupía galletas (porque no me iréis a decir ahora que se las comía) y El Tio Pep tienen en común una pasión desatada, casi una malsana adicción por las galletas de todo tamaño, clase y condición. Así pues, cuando nos ponemos el traje de ladrones y nos vamos por ahí a asaltar cocinas ajenas, es muy fácil que nos dé por llevarnos el saco cargado de galletas.

Eso es precisamente lo que nos pasó al entrar en la cocina de Rebuscando en la despensa. Nos dimos de bruces con estas galletas saladas y no pudimos resistirnos. Hemos cambiado un poco el método porque es muy cómodo hacer un rulo con la masa y cortar rodajas, pero en esencia la receta es la misma. Y está requetebuena.


viernes, 21 de noviembre de 2014

Pan de soda

Desde que a principios de año vimos esta entrada del blog de Alma Obregón  sobre nada menos que cupcakes para gatos, supimos que definitivamente el mundo del cupcake estaba en franca decadencia. Tampoco es que nos importara demasiado: nosotros desde siempre hemos sido muy poco del buttercream y llamamos magdalenas a nuestros bizcochos individuales que, qué queréis que os diga, siempre han mirado un poco por encima del hombro a sus primas cuquimonguers, con sus barrocos, cuando no inquietantes, copetes de nueva rica. 

El caso es que, por uno de esos caprichos del mundo de lo tendencioso que nadie sabe muy bien de donde viene, parece ser que (afortunadamente) el tiempo de las cupcakes ha pasado y desde hace un tiempo lo que mola es el pan. Será que el pan es más fácil de llevar en una fixie y que se vea asomando por el borde de una bolsa...

Sea como sea, hoy venimos con un pan: esta receta  de orígenes irlandeses (podéis saber más en este artículo de el comidista) que es perfecta para iniciarse en el mundo de los panes porque no necesita mucho amasado ni levado ya que se hace con levadura química (de ahí su nombre). Es, pues, rápido y fácil. Es casi un bizcocho salado. En pocas palabras: El eslabón perdido entre la maleni y el panarra. La receta está directamente fusilada del libro Pan Casero, del sinpar panadero y divulgador Iban Yarza, que por cierto nos encanta. Si seguís todos los pasos (especialmente los que hacen referencia a crear vapor en el horno), seguro que triunfaréis.

viernes, 7 de noviembre de 2014

Brownie (marroncete) clásico, con nueces


Hay muchas maneras de meterse en un marrón, desde mezclar mal los aditivos del agua de una piscina a tener un accidente en una cacería de elefantes y te pillen, pasando por blanquearle a tu churri unos euretes mientras "te se enamora el alma". Nosotros hoy, amigos, nos metemos también en uno. En un marroncete, que parece que así, chocolateado, dicho con diminutivo y en Inglés, es otra cosa. Y vaya si lo es, el único marrón en el que nos meteríamos de cabeza sin dudar una y otra vez, muy orgullosamente.

El brownie, que de eso se trata, nació según la leyenda del error de un cocinero que olvidó añadir el impulsor a un bizcocho de chocolate y al que el resultado le encantó. Nosotros le hemos añadido una pizca de bicarbonato (contraviniendo la ortodoxia), que le viene muy bien si no lo vais a comer entero en el momento de sacarlo del horno. Podéis prescindir de él, pero nosotros lo hemos respetado tal cual estaba en la receta original, que es esta del blog derechupete  y que de todas las que hemos probado es de las que más nos gusta. Es muy fácil, el único lío puede ser al hornearlo para que se le haga la costrita crujiente sin que se queme, y que se quede húmedo por dentro sin estar crudo. Un buen consejo es hornear con calor arriba y abajo al principio y cuando se haya formado la costra, quitar el de arriba y dejar, si tienes, la opción de aire. También se puede tapar con papel de aluminio pasado el primer cuarto de hora para que no se tueste en demasía. Lo mejor, como siempre decimos, es que tu horno y tú os conozcáis muy bien. No desesperéis, es mucho más fácil de lo que suena. Todo es ponerse.