La foto da pena, pero está buenísimo |
Sin saber muy bien ni como, ha vuelto a pasar un mes y aquí estamos otra vez, dispuestos a entrar a saco en la cocina de un bloguero, en este caso bloguera, a robar una receta y darle nuestro aire. Esta vez casi nos pilla el toro, y eso que hicimos la receta de este maravilloso tartar del blog Gastroadikta, de Anna Barri, hace ya bastante. El caso es que por aquel entonces (a primeros de mes) cometimos el error de sacarlo a la mesa antes de fotografiarlo. Aunque habíamos guardado el suficiente para montarlo más tarde y hacerle las fotos. El caso es que a los invitados de aquel día les gustó tanto que nos vimos casi obligados a sacar la reserva y ofrecérsela como buenos anfitriones. Y claro, nos quedamos sin foto. Contado así parece que fuera un fastidio, pero seguro que compartiréis conmigo, queridos compañeros asaltantes y lectores más o menos anónimos, que es una gran satisfacción que un plato preparado por ti te lo quiten de las manos entre exclamaciones de júbilo y muecas de placer (en esta parte he exagerado un poco el autobombo, pero bueno).
En cuanto al plato en si, al tartar original de Anna, que lo sacó de este de la web de nuestro gurú favorito, no le hemos hecho más variación que sustituir la mostaza a la antigua y el tabasco por mostaza de Dijon, y el uso de ese supuesto salmón salvaje congelado que venden en determinada cadena de supermercados que empieza por merca y acaba por dona. El resultado es espectacular. Y además es muy fácil porque basta con cortar en trozos pequeños todos los ingredientes.
Vamos, pues, a ponernos a ello.