jueves, 28 de marzo de 2013

Mini torrijas de vino y miel


Estos días parece que no eres nadie en la blogosfera cocinillas si no publicas una receta de torrijas. Dulce típico de estas fechas cuaresmales, se supone que es, en origen, una manera energética y barata de compensar la falta de alimentos contundentes impuesta por el ayuno. Total, que ahora que no ayuna ni el tato, y como mucho los más practicantes cambian la carne por pescado, lo que hacemos con las torrijas es atocinarnos un poco más, o algunos mucho más, casi en las proporciones de la época navideña, y más este año, que acabamos de salir de los buñuelos y en unos días estaremos, como siempre, con una mona de Pascua entre manos.

Pero bueno, no quiero yo añadir un plus de culpabilidad a estos días que supuestamente son de contricción y comedimiento. En El tio Pep ni somos muy comedidos ni tendemos al arrepentimiento y a la penitencia, así que comprenderéis que no somos los fans número uno de la Semana Santa. Pero si una tradición incluye un manjar supercalórico que meternos entre pecho y espalda, allá que nos vamos. Hemos aprovechado que en casa no tenemos, vete tú a saber por qué, una receta familiar de torrijas, para inventar las nuestras en tamaño mini, utilizando, de manera bastante heterodoxa, panecillos secos, los de los canapés de toda la vida, unidos de dos en dos con un poco de miel en el centro y bañados en vino dulce. El resultado es bastante digno, a pesar de su extrema facilidad. Basta con tener cuidado a la hora de empaparlos y freírlos, porque es más fácil pasarse por culpa de su sequedad y su pequeño tamaño. Por lo demás, se hacen en lo que tarda en calentarse el aceite. 


martes, 26 de marzo de 2013

Pollo campero asado en vino tinto



Hace poco ha sido mi cumpleaños, como sabréis los que hayáis leído nuestra anterior entrada sobre los buñuelos del día de San José. Pues bien, para celebrarlo me metí en el lío de invitar a mi familia a comer a casa. Y aunque les parezca una aberración a los gurmets más ortodoxos que pasen por aquí, les di pollo de comer. La verdad es que iba en busca de un trozo de carne con algo más de categoría, pero el chico de pueblo algo agarrado que llevo dentro le ganó a la pija por un día que pretendía ser, y aproveché una oferta de pollo campero que había en el súper. Me sentí un poco culpable por no haber ido a la carnicería como era mi primera intención, y porque el precio tan bueno parecía dar a entender que alguien había estado agotando las reservas de colorante amarillo del país, ya me entendéis, y que el pollo de campero tendría poco más que el nombre. Pero debo decir que no fue así. Nos la jugamos con una preparación en rustidera con vino tinto en lugar de blanco, con cebollas, champiñones y unas pasas de uva moscatel rehidratadas en vino de idem. Y para acompañar, unas patatas asadas a la vez, pero en recipiente aparte. Y el resultado, aunque no diera para crear una franquicia a lo Gustavo Fring en Breaking Bad (nota friki del día), fue bastante decente. Qué demonios, estaba buenísimo. Al menos eso me dijeron mis comensales. Pero claro, la familia siempre es benevolente.

Lamentablemente, debo advertiros que los tiempos que indicamos son orientativos. Cada horno tiene unas características, y la intuición del cocinero para jugar con las temperaturas y los distintos programas de que disponga valen más que llevar a rajatabla la receta. De cómo se asa una carne en el horno podéis encontrar muchas opiniones en la red, algunas contradictorias. A mi me gusta, cuando se trata de pollo con su piel y tal, empezar fuerte para que se dore un poco por fuera, y luego bajar bastante la temperatura y dejarlo un largo rato hasta que acaba de hacerse, mojándolo de vez en cuando con un poco de su propio jugo o, como en el caso de hoy, con el vino con el que lo acompañamos. También leí no sé donde que conviene sacar la carne de la nevera como un par de horas antes de hornearla. Yo lo hago y me va bien, aunque no sé si tendrá alguna clase de influencia. Si queréis una opinión con algo más de peso, podéis leer este reciente artículo sobre horneado en webos fritos. Por cierto, la foto es de un trozo de pechuga que sobró, los muslos volaron. Con esta pechuga hicimos una grandiosa ensalada César. Pero eso, como se dice en las películas clásicas, ya es otra historia.


lunes, 18 de marzo de 2013

Bunyols de carabassa (buñuelos de calabaza)

"Que yo recuerde, desde que tuve uso de razón quise ser un gangster", decía Ray Liotta al principio de uno de los nuestros, la genial película de Martin Scorsese. Yo, como el personaje de Liotta a ser un gangster, también estaba predestinado desde el principio a aquello que mi entorno hacía casi obligatorio: Llamarme Pepe. No solo porque mis dos abuelos se llamaran Pepe, mi padre Pepito y mi tía Pepitina (así como suena), sino porque vine a nacer un día de san José de hace ahora 37 años. Total, que aunque mi madre en principio no quería, acabó transigiendo a las presiones familiares y acabé llamándome Jose en casa y Pepe en la calle, y muchos años más tarde, gracias a Carlos y Ana, acabé siendo El Tio Pep, cosa que me sirvió de título para la cosa esta del blog. Pero eso ya es otra historia.

La historia de hoy es con los buñuelos. Porque, por razones obvias, tengo el aroma de los buñuelos arraigado en lo más profundo de mi imaginario familiar, infantil y sentimental. No en vano, cuentan por ahí que mi madre estaba friendo buñuelos cuando se puso de parto. Así que comprenderéis que no se note ambiente de San José en casa hasta que no empezamos a oler un poco a aceite de fritanga. Recetas de buñuelos hay tantas como Pepes, aquí os dejo la nuestra, que es la de calabaza. Las cantidades que damos son más o menos la mitad de una buñolada en condiciones, pero yo prefiero hacer dos tandas para controlar mejor el tema de la levadura. Más allá del hecho identitario al que aludíamos antes, lo mejor de hacer buñuelos es que hacen falta dos personas para que queden perfectos. Uno se hace cargo de la buñolera y el otro de vigilarlos, darles vuelta y pasarlos al papel absorbente. Casi todo es más fácil si se hace con ayuda. Como dice Elsa Punset: "No es magia, es inteligencia emocional".  Y en este caso, sabiduría familiar.

miércoles, 13 de marzo de 2013

Brócoli con gratinado de cebolla y almendra

Cuando vi el estreno del programa Cocina conmigo, presentado por el chef Rodrigo de la Calle, pensé inmediatamente en la escena en la que Meg Ryan fingía un orgasmo en Cuando Harry encontró a Sally. Como la señora del final de la escena, yo también quise haber desayunado lo que sea que Rodrigo se zampe antes de grabar, porque menudo derroche de energía y alegría despliega el tío en el plató. Lo podéis ver en el canal Nova, sobre las 13:00 h, los domingos.

El caso es que Rodrigo de la Calle, principal exponente de una tendencia conocida como gastrobotánica y famoso por sus preparaciones vegetales, ha bautizado al brócoli como la superverdura Y por eso yo he empezado este post hablando de él, para justificar una segunda receta de brócoli en tan poco tiempo. Y también para recomendaros su programa, que conste. Tras la crema del otro día, hoy os proponemos este gratinado mucho más tradicional pero también muy rico, que es nuestra versión de este del blog Pa amb Tomàquet, que con ese nombre no podía sino estar lleno de cosas apetecibles. Lo único que puede sonar a nuevo aquí es la almendra en la bechamel, que da un toque muy interesante. Y para terminar, una advertencia: es un plato sencillo, pero necesita varios cacharros y genera un fregadero muy lleno. El que avisa no es traidor.

lunes, 11 de marzo de 2013

Tartaletas falsarias de queso de cabra y tomate


Hay momentos en la vida en los que uno se ve obligado a improvisar. Desde bien pequeños vamos aprendiendo y perfeccionando la técnica. Aquel primer lunes que llegaste al colegio sin hacer los deberes, tuviste que improvisar. Que entraba tu madre en la habitación mientras disfrutabas de un poco de autocomplacencia (tú ya me entiendes), pues te tocaba improvisar. Que te pillaba tu novio/a por ahí de fiesta cuando habías jurado que te ibas a quedar estudiando, tú a improvisar. Que dices que no has recibido un whatsapp y el otro te dice que ha visto de sobra el doble check, pues improvisación al canto. Que afirmas rotunda que has despedido al tesorero del partido y en la Seguridad Social corroboran que no, que ha seguido cobrando hasta hace nada, pues a improvisar, hija mía. Igual todos alguna vez nos hemos visto en una o varias de estas situaciones, pero hoy la que nos importa es otra: Una de esas veces que se te presenta gente en casa de repente y claro, como ahora tienes un blog, pues no vas a sacarles unas patatas de bolsa y unos kikos. Tienes una reputación que mantener. Rebuscas en la nevera e improvisas. Eso hice yo el otro día y me salieron estas preciosas tartaletas hechas con obleas de empanadilla en moldes de magdalenas. Toma mezclote.

Y contra todo pronóstico, salieron buenas y fueron exitosas. Llámalo suerte. Les pusimos de apellido Falsarias en homenaje al gran Falsarius Chef, que nos inspira haciendo cosas sublimes con latas y precocinados desde su web.

viernes, 8 de marzo de 2013

Galletas integrales, con miel


Igual ahora que una conocida marca sueca del sector del mueble ha retirado de sus tiendas un pastel de chocolate que contenía trazas (una palabra muy tendencia) de bacterias fecales, no es el mejor momento para recordar que la miel es un fluido corporal generado por un insecto en el interior de su cuerpo y depositado en panales para su almacenaje y posterior uso. Dicho de otra manera, la miel es una deposición, un excremento. Una cacota, amiguitos. Bueno, en realidad, por mal que suene (perdonadme esta broma de dudoso gusto, es que tenía yo ganas de añadir la palabra cacota en un post) la susodicha deposición de las abejas es una sublime y maravillosa sustancia que ha endulzado la vida del ser humano desde el albor de los tiempos, como atestiguan incluso algunas pinturas rupestres, como estas encontradas en el pueblo de Bicorp, Valencia.

Así pues, hoy homenajeamos a las abejas y sus fluidos corporales haciendo estas galletas con miel y harina integral que están deliciosas. Con su puntito salado y sus tropezones de sésamo y pipas tienen como un deje a las industriales galletas conocidas como "digestive", pero con mayor control de los ingredientes (cosa de la que los señores suecos citados más arriba no pueden precisamente presumir), más sanas y más baratas. Y muy fáciles, oiga. La receta original, con algunas variantes en tiempos e ingredientes, es esta, de Gastronomia&Cia, una web de plena confianza.


lunes, 4 de marzo de 2013

Ensalada de pavo y manzana, con huevo al minuto


Sí, ya sé que están estos primeros días de marzo con un tiempo de perros que parece que el invierno ha llegado justo ahora, pero el cuerpo ya nos va pidiendo primavera, o no? Así que, parafraseando a esa gran empresa española que todos tenéis en mente, "ya es primavera en El Tio Pep", y lo celebramos poniendo un cálido tono naranja en nuestra cabecera y cenándonos una ensaladita llena de colorido y optimismo. Igual si hacemos como que hace buen tiempo, acabará haciendo buen tiempo. O por lo menos le veremos el lado bueno a la lluvia y los cielos grises.

La nuestra de hoy no es más que una típica ensalada de manzana y fiambre de pavo, sana y ligera, aliñada muy sencillamente con aceite y sal y acompañada de unos huevos escalfados (o algo así), hechos en el microondas en menos de un minuto. Más fácil, imposible. La ensalada es lo que tiene, que admite casi cualquier combinación de lo que tengamos a mano, con ciertos límites que son personales de cada uno. Así que lo mejor es echarle imaginación, un poco de morro y sentirse un creador por un rato. El truqui de los huevos en el micro se lo vi a  Antonio Bru, del blog Vitat que está bo? en este video-tutorial, que no es que sea una cima de la producción audiovisual, pero para mi ha sido todo un descubrimiento.